Acabo de terminar. El ensayo dio un vuelco. Separé lo que digo de la película de lo que digo del afiche y Emma Zunz. Después publico el nuevo ensayo. Además agregué párrafos a la idea del solapamiento. Los ocultamientos en el cuento de Borges los saqué (siguen en "El billete carmesí"), aunque no estoy seguro. El ensayo quedó así:
1.
El año pasado, en una entrevista a Entertainment Weekly que 4 días después publicó Página/12, Kevin Costner reveló que no es Whitney Houston la mujer que está llevando en brazos en el póster de El guardaespaldas:
Mi primera lectura —confieso que he caído— fue que la doble de Whitney Houston estaba asustada, susto que se solapaba perfectamente (apropiadamente) con el de su personaje, Rachel Marron, y que ocultaba el necesario ocultamiento de su cara.“Ella ya se había ido a su casa e hicimos la foto con una doble, y su cara estaba enterrada en mi hombro porque estaba asustada, con lo que parecía apropiado”, contó el actor.
Necesario para la foto, no para la escena. De hecho, Rachel hace el trayecto a upa dentro del club nocturno mirando adelante, atrás y a los costados, como para que no nos falten perfiles y primeros planos; entierra la cabeza en el hombro de Frank ya afuera del club, casi solos, sin una multitud imprevisible alrededor, ya casi habiendo zafado.
El estrés fue tan alto que en el primer momento que pudo bajar, Rachel bajó; era el primero donde podía adoptar una postura más vulnerable, como es una que anula sus radares visuales. Confía y se entrega plenamente a la protección que la rescató. Afloja la tensión que la mantuvo alerta mientras duró el peligro más inminente, descarga y se esconde para respirar hondo y tal vez llorar, casi a solas, sin público, apenas un instante, el que va de la puerta de salida a la puerta de la limusina.
Si esto es así, más que por estar asustada, oculta su cara descansando de que viene de estar muy asustada (ahora no, o no tanto, pero la inercia es fuerte y se mezcla con el alivio; al principio el contrafáctico catastrófico nos reclama más atención que la realidad indemne de haberlo eludido).
2.
Hablo del personaje; la actriz puede que oculte su cara porque en esa toma ya es la doble y/o porque también ella está asustada (andá a saber de qué). Como sea, si se le vieran las facciones y no fueran lo suficientemente parecidas, descubriríamos algo peor —para la ilusión artística, al menos— que el hecho de que Whitney Houston no es la que está en brazos de Kevin Costner: descubriríamos que Rachel Marron no es la que está en brazos de Frank Farmer.
No es algo imposible, pero tampoco es muy verosímil que nos den la noticia de que la doble estaba asustada y no sus razones. ¿Por qué o a qué le tendría miedo, durante una sesión de fotos, una profesional que es parte del equipo de filmación? Confieso que he aprendido: la que entierra la cara en el hombro de Frank Farmer es Rachel Marron; la doble la esconde en el de Kevin Costner.
Pero imaginemos que sí, que la doble —por x motivo— también está asustada. En ese caso, su miedo conviene a la escena y a la foto,* como el temblor de la voz de Emma Zunz en el teléfono conviene a una delatora (casuística de un Si conviene, sucede).
En cambio, la doble actuando el miedo de Rachel Marron no es (exactamente) el mismo caso, porque Emma no actúa su voz temblorosa (otra cosa es que no tenga el motivo que supone Loewenthal). Tampoco es que en el afiche deje de haber solapamiento ni que Emma no esté actuando para ocultar algo cuando finge querer delatar compañeras huelguistas. Pero igual hay un par de diferencias que quiero marcar antes de terminar.
Emma podría prescindir del temblor de la voz; eso tal vez la mostraría con más sangre fría, pero no la delataría. La primera diferencia es entre lo conveniente pero prescindible del solapamiento de Emma y lo conveniente e imprescindible del solapamiento de la doble. La segunda: en un caso hay un ocultamiento visible pero insospechable (estar asustada es la mejor coartada para protegerse a lo avestruz); en el otro caso hay un indicio de delación interpretado por Loewenthal.
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