Cambios mayores, por acumulación de sucesivos cambios medios. Agregué la actual sección "4. Pirámide trunca" y dividí la anterior en dos: antes era "2. Flatland y el hipercubo" y ahora son "2. Flatland" y "3. Hipercubo". Y al final de la ahora Hipercubo agregué esta madrugada la referencia (entre paréntesis) al "devenir perpetuo", con el que engancha la sección recién agregada. Y de ahí para abajo todas las secciones tienen dos números más que el que tenían en su numeración. En relación con cómo se veía el ensayo en su versión 002 (1.1.0) y su ampliación en la versión 003 (1.2.0), ahora se ve así:
1. Lucía en el carril de las maravillas
En un camino circular (de recorrido ilimitado) o en uno espiralado (de recorrido limitado, con un principio remontable y un final prorrogable –incluso indefinidamente) estamos todo el tiempo cambiando de dirección: doblando. En un camino recto estamos todo el tiempo conservando la dirección. En el primer caso, no hay punto que no sea esquina. En el segundo, no hay punto que sea esquina. Tanto ahí donde no hay una no esquina como ahí donde no hay una esquina, no hay diferencia entre lo que es esquina y lo que no (o entre lo que no es esquina y lo que sí).
Pero aun cuando haya alguna diferencia, todavía puede haber una imposibilidad de abandonar el camino, con la opción máxima de recorrerlo hacia adelante o hacia atrás. En ambos casos, el tipo de movimiento del recorrido es unidimensional: sólo se puede avanzar o retroceder por el camino, que tiene los mismos movimientos posibles de un carril; no se puede salir por una perpendicular (movimiento bidimensional: la opción entre seguir derecho o doblar) ni por dos (movimiento tridimensional: la opción entre seguir derecho, doblar o saltar), etc. Su universo es un carril.
2. Flatland
El encierro que define a un mundo bidimensional desconoce la opción del salto, sea hacia arriba o hacia abajo. El cuadrado que habita Flatland no apoya su cabeza sobre la almohada, sino contra. No comprende las nociones de “arriba” y “abajo”: no forman parte de su espacio. Una 3ª línea perpendicular le resulta inimaginable, por muy razonada que la tenga por analogía con cómo vería su mundo chato una línea solitaria, que no tiene ancho (y que, por lo tanto, no podría comprender la noción misma de “perpendicular”).
3. Hipercubo
La misma imposibilidad para visualizar 4 líneas perpendiculares entre sí tenemos nosotros, encerrados en nuestra tridimensionalidad.
Pero que no podamos visualizar un objeto tetradimensional no significa que no podamos comprenderlo y describirlo con rigor, aun usando una representación 2D de la versión 3D de un hipercubo (o tesseract):
Su loop parece un perpetuo devenir en otra cosa (¿de ahí que nos resulte tan hipnótico?):
4. Pirámide trunca
En una pirámide trunca, ¿podría verse el devenir interrumpido de un cuadrado (la base 2D) en un punto (la cima 0D)? pic.twitter.com/Y6zdgganzA
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de abril de 2016Que una pirámide sea un objeto 3D continuo y no discreto significa que puede rebanársele 1 feta 3D, no 1 cuadrado chato –o 1 pila de ellos.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de abril de 2016
Y si pensamos que la pirámide trunca está inconclusa, lo que faltó fue coronarla con una minipirámide, no apilar infinitos cuadrados chatos.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de abril de 2016
Una cosa es que una pirámide conste de 2^Alef-0 cuadrados chatos decrecientes. Otra, que se pueda descomponer en 2^Alef-0 de esos cosos 2D…
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de abril de 2016
…y que cada uno sea como una pieza a colocar y la pirámide un rompecabezas, previsible pero exigente –no es fácil ponerlos de mayor a menor.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de abril de 2016
Hay muchos más cuadrados a ranquear que números naturales. ¿Ir del mayor al menor es como ir de Brad Pitt a Menem: https://t.co/en2YyuvbiM?
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de abril de 2016
5. Arquitecturas y movidas
Cuando el punto virtual de una estadía empezó su viaje, empezaron las otras dimensiones. La novedad arquitectónica de la D1 es el carril.
— el Zambullista (@Zambullista) 2 de abril de 2016
Pasé de no moverme (D0) a moverme avanzando o retrocediendo (D1). Luego lo haré doblando (D2) y subiendo o bajando (D3). Movidas fundadoras.
— el Zambullista (@Zambullista) 2 de abril de 2016La esquina es la novedad arquitectónica de la D2. Está hecha de 2 perpendiculares entre sí: la de lo largo y la de lo ancho. Habemus pampa.
— el Zambullista (@Zambullista) 2 de abril de 2016La 3ª perpendicular, ajena al plano, es la de lo alto (u hondo). La novedad arquitectónica de la D3 es la escalera –el subibaja, su fetiche.
— el Zambullista (@Zambullista) 2 de abril de 2016
6. Esquina (Writing by numbers II)
7. Recomprensiones
Agregarle a la especie de los dúos o a la de los tríos especímenes gigantescos no modifica nuestra comprensión de las perpendiculares: son lo mismo pero más grandes. Análogamente, cuando se descubre –por ejemplo– una nueva especie animal, hay un cambio de conocimiento, pero no necesariamente de comprensión de lo que hay u ocurre.
Un ejemplo en que se cambia de manera de ver las cosas, porque se gana a la vez en simplicidad y profundidad, lo desarrolla el video “Moebius Transformations Revealed” (Douglas N. Arnold y Jonathan Rogness; University of Minnesota, 2007):
En la alegoría de la caverna de Platón, una luz a nuestras espaldas hace que se proyecten sobre la pared que tenemos en frente sombras que tomamos por seres autónomos. El desengaño de quien se libera de los grilletes y ve la luz y el juego de sombras (es decir, del que accede a una instancia más abarcadora y comprensiva, desde donde los fenómenos y participantes de la instancia abarcada se resignifican) es paralelo a la “revelación” de “la verdadera unidad de las transformaciones de Moebius”, que se producen “mediante el movimiento en la dimensión siguiente”.
Pasando a la D3, elevándonos en la 3ª perpendicular, el plano cuadrillé se revela como la proyección de lo estampado en la superficie de una esfera iluminada cenitalmente, y “aun las más complicadas transformaciones de Moebius se revelan como simples movimientos de la esfera”. Y la luz se hizo (o se nos prendió la lamparita).
Sin esa clave (n+1)dimensional, “una transformación de Moebius puede ser una complicada combinación de los 4 efectos” (traslaciones, dilataciones, rotaciones e inversiones –en las que el plano se vuelve hacia dentro de sí, el muy introspectivo). Sin esa clave, hay un conocimiento desmembrado del fenómeno, en vez de una comprensión de su unidad (en tanto repertorio de movimientos de la esfera, que simplemente se desplaza conservando el eje vertical, sube y baja por él, gira sobre él y rota sobre ejes horizontales).
El punto de vista para comprender la dimensión n está en la dimensión n+1. Desde la propia dimensión n donde se manifiestan los efectos de lo que ocurre en n+1, lo que se ve –si se ve– es una novedad incomprensible: en la D2, por caso, registramos y entendemos lo que es largo y lo que es ancho; lo “alto” o lo “profundo” nos es ajeno, nos resulta ininteligible, o al menos invisualizable. Demasiada novedad.
8. Novedad límite (Diálogo VIII: una historieta)
9. Y punto
Esa singularidad es análoga a la D0: ni volúmenes ni superficies ni líneas: sólo un punto ideal, una coordenada –uno real tendría extensión.
— el Zambullista (@Zambullista) 20 de abril de 2016
Por invisible que sea, un agujero negro ocupa una región, forma parte del espaciotiempo. Un punto ni eso: más que existir, consiste en algo.
— el Zambullista (@Zambullista) 20 de abril de 2016
En el plano consiste en (eso que sitúan) las coordenadas de la parte real y la imaginaria de un número complejo. No ocupa lugar: sólo ubica.
— el Zambullista (@Zambullista) 20 de abril de 2016
Es más un signo que una cosa. Es situable pero no medible. Es 1 grado más simbólico –y menos real– que mensurables líneas, pieles y cuerpos.
— el Zambullista (@Zambullista) 20 de abril de 2016
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