Eliminé el ensayo. Decía así:
1.
Aceptar que sólo existe lo que se puede verbalizar no implica aceptar que todo X verbalizable existe. Lo cual no demuestra que X no existe.
— el Zambullista (@zambullista) febrero 24, 2015
@zambullista Lo cual no demuestra que existe, etc. "Una ausencia de prueba no es una prueba de ausencia". Ni esto una de presencia, etc.
— el Zambullista (@zambullista) febrero 24, 2015El que toda realidad sea coherente –ponele– no hace de la coherencia una prueba de realidad. Los delirios interpretativos también cierran.
— el Zambullista (@zambullista) enero 15, 2015Desde un extremo, uno acusa a su detractor de estar en el extremo que teme: el suspicaz ve ingenuo al que ve delirante su perspicacia.
— el Zambullista (@zambullista) enero 30, 2015
2.
Las palabras, que son nuestra distancia con el mundo, nos dan la ilusión de salvarla. Lo que nos conecta nos separa.
— el Zambullista (@zambullista) febrero 2, 2015El mundo es la Tierra Prometida por el lenguaje. Como Jehová a Moisés, las palabras nos dejan ver lo que nos impiden tocar: nos afantasman.
— el Zambullista (@zambullista) febrero 2, 2015
La parte 2, seguida de la 1, encabeza ahora el ensayo "El sentido y el mundo".
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