En la sección 2 del ensayo agregué el epígrafe de Los Simpsons e hice algunos retoques al final de los dos párrafos. Ahora se ve así:
2.
“El misterioso viaje de nuestro Homero” (T8E9)
Cuando me voy durmiendo con música, a veces sus evoluciones (melódicas, armónicas, rítmicas, tímbricas, etc.) se van metamorfoseando en personajes y argumentos del primer sueño. Esto no lo recordaría si la inmersión onírica continuara, si no se interrumpiera prematuramente, y tal vez con un fade-out simétrico al fade-in que dibujó hasta ahí. Cuando algo me hace regresar así de un sueño incipiente, personajes y argumentos desandan sus metamorfosis y vuelven a ser flujos sonoros (o yo vuelvo a escuchar música).
A la salida de los dos largos sueños de Alicia pasa algo similar: en el primero, los naipes voladores son hojas caídas del árbol bajo el que despierta; en el segundo, su gata Kitty regresa de ser la Reina Roja que ella sacude. A la salida del misterioso viaje, nuestro Homero comprueba que «el desierto era una trampa de arena y esa loca pirámide era sólo un anuncio y ese coyote que hablaba era un triste perro que hablaba». En su trance de extrañeza, X anduvo por la zona de frontera y mezcla entre realidad e ilusión, como entre vigilia y sueño Alicia, Homero y a veces yo.
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