Hice cambios menores en el último párrafo de la sección 3. Hasta ahora decía esto:
En el segundo caso, en lugar de repetir la contingencia posicional de la primera tanda hacemos variaciones no aleatorias a partir de ella, de modo que cada sabor pasa por las tres posiciones, lo que supone una distribución equitativa de la preferencia (es decir, una impreferencia). El período tiene una longitud máxima, de 9 empanadas, y una distancia variable (1, 1, 4) entre empanadas del mismo gusto: por caso, V-R-C, R-C-V, C-V-R (y de nuevo V-R-C, si X siguiera comiendo). Como en el centro de la cortina, en la segunda tanda la 4º empanada repetirá alguna de las no vecinas, pero ya no cualquiera de las dos mediatamente anteriores, sino la de mediatez menor. Lo mismo hará la 5º. La 6º sale por descarte y a una distancia máxima de la anterior empanada de ese gusto. Ya en la tercera tanda, las empanadas 7º y 8º se deciden como la 4º y la 5º, y la 9º como la 6º. Con este patrón de distribución, la impreferencia escala un nivel de integración: no sólo se evita la repetición inmediata de sabores, sino también la de secuencias de tres sabores.
Ahora dice esto:
En el segundo caso, en lugar de repetir la contingencia posicional de la primera tanda hacemos variaciones no aleatorias a partir de ella, de modo que cada sabor pase por las tres posiciones. No es la única variación posible, desde ya, pero sí la única que hace, gracias a esa rotación de puestos, una distribución equitativa de las prioridades o preferencias (o sea, la única que supone una impreferencia). El período tiene una longitud máxima, de 9 empanadas, y una distancia variable (1, 1, 4) entre empanadas del mismo gusto: por ejemplo, V-R-C, R-C-V, C-V-R (y de nuevo V-R-C, si X siguiera comiendo). Como en el centro de la cortina, en la segunda tanda la 4º empanada repetirá alguna de las no vecinas, pero ya no cualquiera de las dos mediatamente anteriores, sino la de mediatez menor. Lo mismo hará la 5º. (Es decir: las dos primeras empanadas de una tanda serán las mismas que las dos últimas de la tanda anterior.) La 6º sale por descarte y a una distancia máxima de la anterior empanada de ese gusto. Ya en la tercera tanda, las empanadas 7º y 8º se deciden como la 4º y la 5º, y la 9º como la 6º. Con este patrón de distribución, la impreferencia escala un nivel de integración: no sólo se evita la repetición inmediata de sabores, sino también la de secuencias de tres sabores (a cambio de repetir subsecuencias de dos sabores).
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