Finalmente decidí separar las extensiones (I, II y III) de "Tiempo, deseo y saber" en un ensayo independiente que acabo de publicar: "Saber, deseo y tiempo".
PD del 3 de mayo de 2010, 4:30 am: Hice algunos cambios, la mayoría menores, sobre el final del ensayo; ahora dice así:
PD del 3 de mayo de 2010, 4:30 am: Hice algunos cambios, la mayoría menores, sobre el final del ensayo; ahora dice así:
En esa historia se puede reconocer este hilo del tejido, o tal vez punto de costura: cuando sus cambios pasan de incrementarse a disminuir (hasta el límite de extinguirse), y de ser intensos a ser insignificantes, pasan cada vez más de experimentarse a evocarse. Esos ejercicios crecientes de evocación postergan el olvido de lo que se está dejando de frecuentar pero todavía se revisita cada tanto, en el comienzo de la gradación, o de lo que se acaba de perder o abandonar, en el final. Es la manera de retenerlos cuando ya no se los tiene presentes, que es una de las cosas que es recordar.
Por incipiente que sea, el reemplazo de novedades que se atraviesan o se esperan por un anecdotario de las que se han atravesado o esperado, por vívidas que parezcan, puede ser síntoma de un cansancio vital. Cuando la avidez de aventura es progresivamente desplazada por una impreferencia crónica por los cambios, la bajada del telón pasa de ser uno temido a ser el siguiente y último previsto.
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