El mismo día (y un rato antes) que publiqué "Dos distracciones", dividí en dos partes, 1 y 2, "Escaladas" y agregué como parte 2 el epígrafe del episodio "El aguijón", de Futurama, incluí el que hasta entonces era el último párrafo ("La velocidad del vuelo... despertar de la pesadilla") y agregué el segundo párrafo (al día siguiente le agregué al primer párrafo de 2 la primera oración: "Por supuesto, no es lo mismo esperar 15 días..."):
Por supuesto, no es lo mismo esperar 15 días que recordarlos recién cumplidos. La velocidad del vuelo de las horas o los días de una situación es proporcional a la intensidad de nuestros deseos de permanecer ahí (velocidad alta: “Se me pasó volando; ¿ya terminamos?”) o de salir (baja: “Se me hizo de goma; ¿todavía seguimos?”); de recibir o de evitar la continuación de esa historia; de no abandonar ni perder el sueño o de despertar de la pesadilla.
Cuanto más intensa es la pesadilla, más tarde sentiremos que salimos de ella. Una intensidad igual pero placentera habría hecho que los 15 años de una agonía le parecieran a Fry 15 segundos (si pueden combinarse así, no debe haber peor desenlace de un placer ni mejor continuación de una agonía). En todo caso, no sería una exageración mayor que la otra, además de preferible.
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